25.8.09

Hoy me siento bien. Después de un día entero metida en casa (como últimamente hago) viendo películas antiguas que tenía en algún rincón de la memoria de mi ordenador y leyendo textos y cartas que guardaba bajo mi colchón, he podido comprobar que a pesar de todo, el mundo no está tan loco. Quizás sean épocas que me tocarán vivir o quizás sea que la loca en realidad soy yo, pero aún así voy a dejar que aquellos recuerdos de mi ayer renazcan en mi mente un segundo. Cerraré los ojos para que mi viaje se intensifique un poco más y cuando concluya éste sonreiré pícaramente a cualquier dirección. Total, el mundo está loco, ¿no? Pues que cada uno haga lo que quiera =)

3.8.09

No se ni cómo empezar a escribirte, ni tan siquiera lo que quiero intentar contarte. Es cierto que desde la última vez que estuve abrazada a tí he cambiado mucho pero sigo siendo yo y mis pensamientos son los mismos. Nunca me he arrepentido de todo lo que viví junto a tí, de todas esas largas horas juntos y de cada beso, de cada abrazo. De tantos secretos que nos contamos, de millones de risas y de tantas miradas llenas de pasión. También es cierto que me hiciste muchísimo daño pero en parte tuve la culpa yo, me llegué a enamorar muy pronto de tí y claro, luego vinieron los problemas y decidiste huír dejándome sola. Pasé unos meses horribles entre tanto examen y lo de Jairo. Cuando aquella tarde, después de meses sin vernos decidimos quedar para hablar el corazón me latía a mil por segundo. Después de todos esos meses sin hablar apenas nada me volviste a traer la paz que un 24 de septiembre se marchó con el mejor amigo que tuve jamás. Creí que todo volvería a ser como antes pero no contaba con que todo el mundo me diría muchas cosas y que ya no querían saber nada de tí. Me sentía sola, por un lado estaría contigo, si, pero perdería a millones de amistades desde que era pequeña. Pero no me importo, al fin y al cabo estaba enamorada de tí, ¿no?; cuando se está enamorada de alguien se cometen muchas locuras y yo hubiese dado todo lo que tenía por seguir bien contigo.
Pero ya no me sentía como antes, te quería mucho, pero no me sentía segura y poco a poco dejé de confiar en tí y en tu palabra. Empezaron de nuevo mis problemas de familia y discutíamos millones de veces sobre el diminuto tiempo que podíamos estar juntos. Una vea dijiste una cosa que me dolió muchísimo, dijiste que para estar cinco minutos nada más te quedabas en tu casa, con lo cual me demostrabas bien las ganas que tenías de verme, y no como yo, que si solo fuera un segundo lo aprovecharía al máximo. ¿Cuantas veces fui yo a verte a tí? muchísimas creo yo, ¿Cuantas viniste tú a verme a mí? creo que dos o tres, y al final acabamos de pelea porque no podía estar mucho tiempo y luego me entero que esos cinco minutos que podíamos vernos, en vez de tirarte en el sofá como tú bien me dijiste una vez, los pasabas en el portal de tu hermana con una amiga mía. ¿Sabes como me enteré de eso? Salí de mi casa llorando en tu busca, quería solucionarlo todo y me la encontré viniendo de tu portal. Me dijo que había estado contigo, que te habías bajado. Que casualidad, pensé yo. Pero bueno, sería que te cogería con ganas de estirar las piernas y hablar un ratito. Quedé delante de ella como una auténtica gilipollas, llorando con el corazón encogido. Hablando con ella noté que no sabía que habíamos vuelto, que casualidad, pensé de nuevo. No habías tenido oportunidad de decírselo, ¿verdad? No te preocupes, yo se lo dije y ella me contestó que no sabía nada, que no le habías dicho nada y se fue a su casa. Luego, llegué a tu portal y llamé. Te dije que si podías bajar y me contestaste que no, que estabas cuidando de tu sobrino. ¿Dónde se quedó tu sobrino cuando bajaste a hablar con ella?, ¿Solo en casa, o lo bajaste también? Total, que subí yo. Te encuentro con tu sobrino en brazos y al lado, Migue. Ya está, pensé. Se lo dejaste a él y bajaste, ¿no? Te pedí que si podíamos hablar, los dos solos, y me contestaste que no. No iba a hablar delante de él, porque eran cosas nuestras pero imagino que eso no te importaría mucho. Regresé a mi casa, llorando, como siempre.
A pesar de eso, te escribí un correo, que no se si llegaste a leer alguna vez ya que no me contestaste ni me dijiste nada. Aún así, seguí yendo a tu casa, a estar contigo. Me he sentido utilizada, como si solo me necesitaras para pasartelo bien y luego ni te importara lo demás. Pero me sentía feliz ya que podía estar junto a tí.
Un día quedé con ella para hablar, como hacemos las amigas de verdad. Y me enseñó mensajes que le enviaste en fin de año. El mensaje que me enviaste a mí ni tan siquiera llevaba un te quiero y el suyo, más de dos o tres, que llegué a contar. Me dijo que ella no quería interponerse entre nosotros dos, no se hasta que punto era cierto lo que me dijo o si sentía algo por tí y me lo ocultaba, pero yo con quien verdaderamente estaba enfadada era contigo. Te llamé, no me cogías el teléfono. Te escribí un correo que no constestaste y a los dos días te conectaste al msn. Te lo dije y al principio lo negaste pero yo comprobé el número y si, era el tuyo. Después dijiste que estabas borracho y por eso se lo mandarías. Perdona que te diga, alguien borracho no escribe todo lo que le escribiste en el mensaje. Pero aún así me dijiste que no, que me querías a mí y yo como siempre, te creí. Prefería vivir de esa mentira a vivir sin tí. Desde que decidimos llevar lo nuestro sin que se enterara nadie no creas que me faltaron pretendientes, porque tenía bastantes chicos que venían a buscarme, uno concretamente, desde Córdoba. Pero claro, yo estaba enamorada de verdad. Cada vez escuchaba más y más cosas que decían y las conversaciones con mi amiga eran más amplias. Y sí, lo reconozco, en parte la culpa fue mía. Pude dejar de escuchar a la gente y centrarme en tí, pero lo hice una vez y me fallaste así que también ellos merecían una oportunidad. Perdí totalmente la poca confianza que me quedaba. Y poco a poco dejé de quererte como lo hacía antes.
La vida es así, hay veces que darías tu vida por esa persona y otras en las que nunca se te habría ocurrido algo así. En todo este tiempo lo he pasado muy mal, sabía que aún sentía algo por tí pero no quería volver a aquel sufrimiento y me olvidé completamente de todo. Y aquí me tienes, dejándote claro que me encuentro bien como estoy y que no necesito más. Entiendo cómo puedes sentirte ya que yo pasé por lo mismo, pero es así, no hay vuelta atrás.
Me alegra que hayas sido así de sincero conmigo pero hoy día solo quiero esa amistad que mantuvimos siempre y de la que estoy muy orgullosa. Espero que lo entiendas, como yo entendí en su día que es mejor ser solo amigos que algo más que eso. Quiero que sepas que podrás contar conmigo para lo que te haga falta, siempre estaré para ayudarte si me necesitas.
Un abrazo muy fuerte, Alejandra.