23.4.10

Y haciendo limpieza de archivos virtuales, que más que archivos eran recuerdos por todo lo alto, encontré la conversa escrita que mantuvimos aquel amigo del alma y yo en una tarde aburrida del abril 08'. Qué risa, ¿pero cómo éramos tan felices con tan poco? Él, yo y banalidades como el coche de sus sueños o mis intentos por encontrar al verdadero príncipe azul. Si Delacroix nos hubiese visto... ; en fin. Otro de tantos días, sentado en el respaldo del banco de jardín, tu `presencia´ sigue muy dentro de mi ser; y la mía, sentada a cuclillas sobre la hierba fria y agarrando un viejo póster de los red hot chilli peppers que él arrancó hace ya casi 2 primaveras de una pared para traérmelo a mí. La cuestión es que todo esto tiene la absurda finalidad de hacerme reflexionar sobre este tiempo loco, que corre y que asusta. Sobre estos recuerdos que me llevan a él, a lo bien que una se lo pasaba sentada en el asiento de atrás de aquel ford fiesta que al final se compró. Pero bueno, que nadie se agobie porque yo sigo a lo mío, medio coja por el filo de algún precipicio interior, deshojando margaritas que llevan escritos todos y cada uno de los consejos que me daba por teléfono: 'Alepú, tú no necesitas esteroides, tienes una fuerza interior que muchos quisieran poseer'. ¿Por qué no inventan una filosofía de vida para los que estamos cagados de miedo? me preguntaba en momentos de soledad innata. Es triste no poder despedirse de alguien por quien darías la misma vida. Saber que en aquel decisivo momento la relación espacio-tiempo no estaba de tu parte. Y no hace falta que paren el tren, soy demasiado bondadosa para hacerle perder el tiempo a la puta humanidad. Me bajaré por la ventanilla del último vagón y rodaré colina abajo. Sintiendo la hierba fría, visionando el póster de los red hot chilli peppers, escuchando los mil consejos diarios, dándole gracias a Dios por llevarlo a mi vida y maldiciéndole también por, tan pronto, llevárselo él.
A Jairo, mi mejor amigo. Cuida de mí, allá donde estés.

5.4.10

Me encantaría despertar a tu lado todos y cada uno de mis días. Soñar que me arropas de madrugada y que te despierto llevándote el desayuno a la cama. Sería fascinante poder ver el amanecer en tus ojos y perderme en la carretera de tu cuerpo. Quisiera que me besaras hasta altas horas de la noche, sin dejar un solo hueco en mi piel sin un beso. Abrazarme a tu cintura y no soltarme jamás, ni por todo el oro del mundo. Quiero pertenecerte y que tú me pertenezcas a mí, poder estar toda mi vida a tu vera. Y es que se vive muy bien si tú estás cerca, si eres tú el que consigue hacerme respirar...