28.8.11

Hay momentos que hacen que te replantees el mundo, que todo está patas a arriba y que hay que ordenar de nuevo el armario. Siempre me costó hacer borrón y cuenta nueva, yo soy más de guardar facturas...
Por eso, todo era monótono, monocromo, como si el agua solo tuviera un estado, sin cambiar.
Y le vi, le vi andar hacia mí, con esa sonrisa que hoy día es el alimento de mi alma, y juré que jamás volvería a repetir la misma risa y aún así él es capaz de recordarlas todas.
Tener fe no es una medicina, no cura viejas heridas, pero tampoco daña de nuevo y yo tuve esa fe que trajo hacia mí, y aquí estoy, besándote, queriéndote, teniéndote, sintiéndote y puedo gritarle al mundo entero que soy la mujer más feliz y envidiada del planeta, porque un amor como el nuestro no existe en ningún lugar más que en nuestros dichosos corazones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario