14.12.11

¿Qué sería del mundo sin agua?, ¿Y si no tuviera árboles?No sería absolutamente nada.
Es en estos momentos en los que pienso qué sería yo sin ti. Y sí, aunque parezca el típico textito de adolescente quinceañera que cuenta mil veces que se muere sin su chico, es mucho más que eso.
Yo me remonto a los primeros días, a esos días en los que no sueltas el teléfono, esos días en que cuando ya has colgado, dejas unos segundos más el auricular en tu oído, como si se pudiera escuchar su respiración todavía. Yo me remonto a aquella época en la que hablaba las 24 horas del día sobre él, cuando hacía cualquier tontería para sacarme una sonrisa.
Después de hacer ese largo recorrido hacia atrás, después de recordar todo lo que llevamos vivido juntos, de ver que he pasado de los dulces dieciséis a los agobiantes dieciocho a su vera, después de todo eso, me he dado cuenta que es cierto esa ñoñería de que sin él me muero.
Porque cuando nadie me ve, cuando nadie observa que me faltan las ganas de agarrarme a esta vida, él aparece, como de la nada. Porque cuando me siento sola por la calle, en mi móvil suena esa foto en blanco y negro del canto y sé que es como si me estuviera abrazando.
Porque se que si algún día me derrumbo, no dejará ni que mis rodillas rocen el suelo. Porque no hay ningún motivo que no me haga pensar que sin él todo está acabado. Porque se que le late el corazón fuerte por las noches cuando estoy a su lado y porque siempre tiene esa costumbre de apretarme fuerte, como con miedo a perderme.
Porque cuando me mira, cuando me besa, cuando me abraza, todo cambia.
Y sí, porque si él no existiera... yo me moriría.

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