25.8.10

Y no contento con arrebatarme el alma sigue encandilando mi corazón. Consigue que mi cuerpo suba como la espuma del mar en pleno agosto. No le vale con tenerme a su lado, no es suficiente saber que le amo hasta lo inimaginable. Él quiere más, y sabe perfectamente que yo se lo voy a dar. Él sabe sacar de mí todo lo escondido, todo lo maravilloso. Nadie como él existirá jamás en mi vida, nadie como yo llegará a aparecer en la suya. Y es que los dos sabemos bien que jamás nadie podrá separarnos, porque somos uña y carne, somos dos gotas de agua que se unen en la corriente de la lluvia, somos dos almas gemelas inseparables, somos fuego, somos cielo y tierra, somos amor y sobre todo y sobre todas las cosas, somos dos locos enamorados a los que les da igual el día de la semana, la hora a la que levantarse, la gente que deambula por la calle...
Tan sólo nos importan nuestros besos, las caricias que se dan sin avisar, las miradas que entran muy profundamente en el alma y eso es lo único que nos importa. Él, yo y nada más.
Felices diez meses y un día.

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