Y no contento con arrebatarme el alma sigue encandilando mi corazón. Consigue que mi cuerpo suba como la espuma del mar en pleno agosto. No le vale con tenerme a su lado, no es suficiente saber que le amo hasta lo inimaginable. Él quiere más, y sabe perfectamente que yo se lo voy a dar. Él sabe sacar de mí todo lo escondido, todo lo maravilloso. Nadie como él existirá jamás en mi vida, nadie como yo llegará a aparecer en la suya. Y es que los dos sabemos bien que jamás nadie podrá separarnos, porque somos uña y carne, somos dos gotas de agua que se unen en la corriente de la lluvia, somos dos almas gemelas inseparables, somos fuego, somos cielo y tierra, somos amor y sobre todo y sobre todas las cosas, somos dos locos enamorados a los que les da igual el día de la semana, la hora a la que levantarse, la gente que deambula por la calle...Tan sólo nos importan nuestros besos, las caricias que se dan sin avisar, las miradas que entran muy profundamente en el alma y eso es lo único que nos importa. Él, yo y nada más.
Felices diez meses y un día.
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